Los datos personales son el petróleo del siglo XXI. Así lo han entendido las grandes empresas tecnológicas que dominan el mercado digital, como Google, Facebook, Amazon o Apple. Estas compañías recopilan, almacenan, analizan y monetizan la información que los usuarios generan al navegar por internet, usar sus aplicaciones o comprar sus productos. Sin embargo, ¿qué garantías tienen los ciudadanos de que sus datos sean tratados con respeto y transparencia? ¿Qué mecanismos existen para proteger su privacidad y sus derechos? ¿Qué responsabilidad tienen las autoridades para regular y supervisar el uso de los datos personales?
En este artículo vamos a explorar estas cuestiones y a mostrar cómo los gigantes tecnológicos se aprovechan de la impunidad que les brinda el vacío legal y la falta de control para exprimir los datos personales de millones de personas sin su consentimiento ni su conocimiento. También veremos algunos ejemplos de cómo estos datos pueden ser utilizados para fines ilícitos o inmorales, como la manipulación política, la discriminación o el espionaje. Por último, propondremos algunas medidas que podrían contribuir a mejorar la situación y a garantizar una mayor protección de los datos personales en el ámbito digital.
¿Qué son los datos personales y por qué son tan valiosos?
Los datos personales son cualquier información que permita identificar o hacer identificable a una persona física. Por ejemplo, el nombre, el apellido, el DNI, el correo electrónico, el número de teléfono, la dirección postal, la fecha de nacimiento, el género, la orientación sexual, la religión, las aficiones, las opiniones políticas, las preferencias de consumo, el historial médico, las huellas dactilares, el ADN o la imagen facial.
Los datos personales son tan valiosos porque permiten conocer en profundidad a los individuos y a los grupos sociales a los que pertenecen. Con esta información se pueden crear perfiles detallados de los usuarios y predecir su comportamiento, sus gustos, sus necesidades y sus intereses. Estos perfiles se pueden utilizar para ofrecer productos o servicios personalizados, para segmentar el mercado y optimizar las estrategias de marketing, para influir en las decisiones de compra o voto, para detectar tendencias o patrones de consumo o para desarrollar nuevos productos o servicios innovadores.
¿Cómo recopilan los datos personales los gigantes tecnológicos?
Los gigantes tecnológicos recopilan los datos personales de los usuarios mediante diversos métodos y fuentes. Algunos de ellos son:
– El registro obligatorio o voluntario en sus plataformas o servicios. Por ejemplo, cuando creamos una cuenta de Gmail, Facebook o Amazon debemos proporcionar algunos datos personales básicos como el nombre, el correo electrónico o la contraseña. También podemos añadir otros datos opcionales como el número de teléfono, la foto de perfil o la biografía.
– El uso de cookies u otros dispositivos de almacenamiento local en los navegadores web. Las cookies son pequeños archivos que se instalan en el ordenador o el móvil del usuario cuando visita una página web y que permiten recabar información sobre su actividad online. Por ejemplo, las páginas que visita, el tiempo que pasa en ellas, los productos que busca o compra o las preferencias de idioma o configuración. Estas cookies pueden ser propias del sitio web que las genera o de terceros que colaboran con él. Por ejemplo, Google utiliza cookies para rastrear la actividad del usuario en todas las páginas web que tienen instalado su servicio de publicidad (Google Ads) o su servicio de análisis web (Google Analytics).
– El acceso a los datos almacenados en los dispositivos del usuario. Algunas aplicaciones móviles o programas informáticos solicitan permiso al usuario para acceder a los datos almacenados en su dispositivo. Por ejemplo, a la agenda de contactos, al calendario, a las fotos o vídeos, a la ubicación geográfica o al micrófono. Estos datos pueden ser utilizados por las empresas tecnológicas para ofrecer servicios más personalizados o para recabar más información sobre el usuario.
– Redes sociales: son plataformas que conectan a las personas y que también recogen información sobre sus intereses, opiniones, relaciones y ubicación.
– Dispositivos inteligentes: son aparatos que se conectan a internet y que pueden recabar datos sobre el comportamiento, la salud y el entorno del usuario.
Estos datos personales son utilizados por los gigantes tecnológicos para ofrecer servicios personalizados, mostrar publicidad dirigida y mejorar sus productos. Sin embargo, también plantean riesgos para la privacidad, la seguridad y los derechos de los usuarios. Por eso, es importante que los usuarios conozcan cómo se recogen y se usan sus datos personales y que ejerzan su control sobre ellos.
Pero ¿qué precio pagamos por estos servicios? ¿Qué derechos tenemos sobre nuestros datos? ¿Qué riesgos implica esta concentración de poder e información en manos de unas pocas corporaciones?
En este artículo, vamos a explorar algunas de las implicaciones éticas, legales y sociales de esta situación. Veremos cómo los gigantes tecnológicos se aprovechan de la falta de regulación y transparencia para explotar nuestros datos personales sin nuestro consentimiento ni control. También veremos cómo esta práctica afecta a nuestra privacidad, nuestra seguridad, nuestra democracia y nuestra dignidad.
Los gigantes tecnológicos operan en un vacío legal que les permite recabar y procesar nuestros datos personales sin rendir cuentas ante nadie. Aunque existen algunas normas y leyes que intentan proteger nuestra privacidad y nuestros derechos digitales, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea o la Ley Federal de Privacidad del Consumidor (CFPA) de Estados Unidos, estas son insuficientes e ineficaces para frenar el abuso de estas empresas.
Estas normas suelen ser ambiguas, complejas y difíciles de aplicar. Además, las sanciones que se imponen a las empresas que las incumplen son irrisorias en comparación con los beneficios que obtienen por explotar nuestros datos. Por ejemplo, en 2019, la Comisión Federal de Comercio (FTC) multó a Facebook con 5.000 millones de dólares por violar la privacidad de sus usuarios en el escándalo de Cambridge Analytica. Sin embargo, esta cifra representa solo el 9% de los ingresos anuales de Facebook en 2018.
Por otro lado, los gigantes tecnológicos cuentan con una gran influencia política y económica que les permite presionar y manipular a los gobiernos y a la opinión pública para evitar o diluir cualquier intento de regulación. Estas empresas invierten millones de dólares en cabildeo, donaciones, campañas y medios de comunicación para defender sus intereses y crear una imagen positiva de sus actividades.
Así, los gigantes tecnológicos se han convertido en una especie de estado paralelo que escapa al control y al escrutinio de la sociedad. Estas empresas actúan como jueces y partes en el uso y el destino de nuestros datos personales, sin respetar nuestra voluntad ni nuestra dignidad.
Los efectos negativos de la explotación de nuestros datos personales
La explotación de nuestros datos personales por parte de los gigantes tecnológicos tiene consecuencias negativas para nuestra privacidad, nuestra seguridad, nuestra democracia y nuestra dignidad.
– Nuestra privacidad se ve vulnerada cuando estas empresas acceden a información sensible e íntima sobre nosotros sin nuestro permiso ni conocimiento. Estas empresas pueden saber qué buscamos en internet, qué compramos, qué leemos, qué vemos, qué escuchamos, con quién hablamos, dónde estamos, qué hacemos y cómo nos sentimos. Con estos datos, pueden crear una imagen fiel y detallada de nuestra personalidad e identidad.
– Nuestra seguridad se ve amenazada cuando estas empresas comparten o venden nuestros datos personales a terceros sin nuestro consentimiento ni control. Estos terceros pueden ser otras empresas, gobiernos o criminales que pueden usar nuestros datos para fines ilícitos o maliciosos. Por ejemplo, pueden robar nuestra identidad, extorsionarnos, acosarnos, espiarnos o atacarnos.