La integración de las redes sociales en la estrategia corporativa para forjar una identidad digital sólida ofrece ventajas significativas para las empresas. Estas plataformas no solo facilitan la comunicación directa y personalizada con el público objetivo, sino que también potencian la visibilidad de la marca y la fidelización de clientes. Sin embargo, es crucial reconocer y mitigar los riesgos asociados que pueden afectar negativamente la imagen y reputación online de la empresa.
En términos de seguridad, las amenazas más destacadas incluyen:
– Suplantación de identidad: Los ciberdelincuentes crean perfiles fraudulentos imitando a la empresa con el fin de obtener información confidencial de los usuarios. Emplean diversas técnicas para lograr sus objetivos:
– Phishing: Imitación del correo electrónico corporativo y perfiles en redes sociales para engañar a los destinatarios y obtener sus datos personales.
– Pharming: Establecimiento de un sitio web falso que imita al oficial con el propósito de capturar información sensible.
– Ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS): Los dispositivos comprometidos se utilizan para inundar el sistema objetivo con tráfico de internet, impidiendo su funcionamiento normal. Estos dispositivos forman parte de una botnet controlada remotamente por el atacante.
Además, es fundamental considerar la utilización indebida de derechos de propiedad industrial, donde se pueden producir infracciones sobre marcas registradas, patentes o diseños sin el consentimiento del titular.
Para contrarrestar estos riesgos, las empresas deben implementar políticas robustas de seguridad informática, realizar formaciones periódicas a sus empleados sobre las mejores prácticas en seguridad digital y establecer sistemas eficaces de monitoreo y respuesta ante incidentes.
IMPORTANTE
La empresa debe conocer las amenazas que pueden provocar impactos negativos en la identidad digital y su reputación online.