Dada la actual coyuntura, donde esta de regreso la polémica sobre inteligencia artificial y protección de datos vamos a realizar varios artículos dedicados a analizar las consecuencias de la introducción y uso de las tecnologías de IA en nuestras empresas.
La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que permite a las máquinas realizar análisis e inferencias a partir de información compleja o incompleta. La IA puede tener un gran impacto en diversos ámbitos de la sociedad, como la salud, la educación, la economía o la seguridad. Sin embargo, la IA también plantea desafíos y riesgos para la protección de los datos personales de las personas que pueden verse afectadas por sus decisiones o acciones.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) es el marco legal que regula el tratamiento de los datos personales en la Unión Europea. El RGPD establece una serie de principios, derechos y obligaciones que deben respetarse por los responsables y encargados del tratamiento de datos personales, así como por los desarrolladores y proveedores de soluciones de IA que incorporen componentes de tratamiento de datos personales.
La adecuación al RGPD de los productos y servicios que utilicen IA requiere tener en cuenta una serie de aspectos desde el diseño y la implementación de las soluciones. Entre ellos se encuentran:
– La legitimación para el tratamiento: se debe contar con una base jurídica válida para tratar los datos personales con fines determinados, explícitos y legítimos. En algunos casos, se puede requerir el consentimiento informado y libre de los interesados o el cumplimiento de una obligación legal.
– La información y la transparencia: se debe informar a los interesados sobre el tratamiento de sus datos personales, incluyendo el uso de la IA, los fines, las categorías de datos, los destinatarios, los derechos y las posibles decisiones automatizadas que les afecten. La información debe ser clara, concisa y accesible.
– El ejercicio de derechos: se debe garantizar a los interesados el ejercicio efectivo de sus derechos reconocidos por el RGPD, como el derecho de acceso, rectificación, supresión, limitación, oposición o portabilidad de sus datos personales. También se debe facilitar el derecho a no ser objeto de decisiones automatizadas basadas en la IA que produzcan efectos jurídicos o significativos sobre ellos, salvo que exista una excepción legal.
– La exactitud y la minimización de datos: se debe asegurar que los datos personales tratados con IA sean exactos, completos y actualizados, y que se eliminen o rectifiquen aquellos que sean inexactos o incompletos. Asimismo, se debe limitar el tratamiento a los datos personales que sean adecuados, pertinentes y necesarios para los fines perseguidos.
– La evaluación de impacto y el análisis de la proporcionalidad: se debe realizar una evaluación previa del impacto que el tratamiento con IA puede tener sobre los derechos y libertades de los interesados, identificando los riesgos y las medidas para mitigarlos. Además, se debe analizar si el tratamiento con IA es proporcional al fin perseguido, teniendo en cuenta los beneficios esperados y los posibles daños o perjuicios para los interesados.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha publicado una guía para orientar a los responsables, encargados y desarrolladores que quieran adaptar al RGPD los productos y servicios que incorporen IA. La guía ofrece una introducción al marco legal y ético de la protección de datos aplicable a la IA, así como una serie de recomendaciones prácticas para cumplir con el RGPD en cada etapa del ciclo de vida de una solución de IA .