ChatGPT es un modelo de inteligencia artificial que genera textos a partir de palabras clave o frases. Es una herramienta desarrollada por OpenAI, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación en inteligencia artificial. ChatGPT utiliza una gran cantidad de datos recopilados de Internet para entrenar sus algoritmos y producir textos coherentes y creativos.
Sin embargo, el uso de ChatGPT plantea algunas dudas sobre su cumplimiento con el marco regulatorio de la Unión Europea en materia de protección de datos personales, conocido como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). El RGPD es una normativa que entró en vigor en 2018 y que establece los derechos y obligaciones de los ciudadanos y las organizaciones respecto al tratamiento de los datos personales.
Uno de los derechos fundamentales que reconoce el RGPD es el derecho al olvido, que permite a las personas solicitar la eliminación de sus datos personales cuando ya no sean necesarios para el fin para el que se recogieron o cuando retiren su consentimiento para su tratamiento. El derecho al olvido también implica que las organizaciones que hayan difundido los datos personales de alguien deben informar a otros responsables del tratamiento para que también los borren.
El problema con ChatGPT es que no está claro si respeta este derecho al olvido y si es capaz de borrar completamente los datos personales de las personas que lo soliciten. ChatGPT se basa en datos extraídos de Internet, que pueden contener información personal sobre individuos, como nombres, apellidos, direcciones, opiniones, gustos, etc. Estos datos pueden quedar incorporados al modelo y ser utilizados para generar textos que los revelen o los distorsionen.
Además, ChatGPT no ofrece ninguna información a los usuarios ni a los interesados sobre cómo recoge y trata sus datos personales, ni sobre la base legal que justifica este tratamiento. Tampoco dispone de ningún sistema para verificar la edad de los usuarios, a pesar de que su servicio está reservado a mayores de 13 años, según sus términos de uso.
Estas infracciones han llevado a la autoridad italiana de protección de datos (GPDP) a prohibir el uso de ChatGPT en Italia y a abrir una investigación sobre OpenAI. El GPDP ha ordenado el bloqueo inmediato del servicio y ha exigido a OpenAI que cumpla con el RGPD y que comunique las medidas que ha tomado para garantizar el derecho al olvido de las personas cuyos datos ha recopilado y procesado.
La decisión del GPDP puede sentar un precedente para otros países europeos que también podrían tomar medidas contra ChatGPT por violar el RGPD. Se trata de un caso que pone en evidencia los desafíos éticos y legales que plantean los modelos de inteligencia artificial basados en grandes cantidades de datos y que requieren una mayor transparencia y responsabilidad por parte de sus desarrolladores.
Las dudas en este sentido son amplias, solo un estudio profundo por parte de las autoridades de control Europeo, permitirán el uso de la IA dentro del marco de la RGPD.