Un análisis de seguridad es un proceso que consiste en identificar y evaluar los riesgos que pueden afectar a la protección de los datos personales que se tratan en una organización. El objetivo es determinar y aplicar las medidas de seguridad técnicas y organizativas adecuadas para garantizar el nivel de seguridad requerido por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Según el artículo 32 del RGPD, el responsable y el encargado del tratamiento deben tener en cuenta los siguientes parámetros para realizar un análisis de seguridad:
– El estado de la técnica: se refiere al grado de desarrollo alcanzado por las tecnologías disponibles en el mercado que permiten proteger los datos personales frente a amenazas conocidas o previsibles.
– Los costes de aplicación: se refiere al esfuerzo económico y humano que supone implantar las medidas de seguridad, teniendo en cuenta los recursos disponibles y el beneficio esperado.
– La naturaleza, el alcance, el contexto y los fines del tratamiento: se refiere a las características específicas del tratamiento que se realiza, como el tipo y la cantidad de datos personales, las categorías de interesados, las finalidades perseguidas, el entorno en el que se desarrolla, etc.
– Los riesgos de probabilidad y gravedad variables para los derechos y libertades de las personas: se refiere al impacto potencial que puede tener una violación de la seguridad sobre los derechos y libertades fundamentales de los interesados, como el derecho a la intimidad, a la identidad, a la no discriminación, etc.
Para realizar un análisis de seguridad, se recomienda seguir los siguientes pasos:
– Realizar un inventario de activos: consiste en identificar y describir todos los elementos que intervienen en el tratamiento de datos personales, como equipos informáticos, dispositivos móviles, soportes físicos, aplicaciones, redes, etc.
– Identificar los riesgos: consiste en determinar las amenazas y vulnerabilidades que pueden afectar a cada activo, así como las fuentes y los agentes que pueden originarlas o aprovecharlas.
– Evaluar los riesgos: consiste en estimar la probabilidad y la gravedad de que se materialicen los riesgos identificados, teniendo en cuenta las medidas de seguridad existentes y el nivel de exposición de los datos personales.
– Gestionar los riesgos: consiste en seleccionar e implementar las medidas de seguridad más adecuadas para reducir o eliminar los riesgos evaluados, así como establecer mecanismos de control y seguimiento para verificar su eficacia.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ofrece indicaciones y herramientas para ayudar en el análisis de seguridad, como la guía sobre gestión de riesgo y evaluación de impacto en tratamientos de datos personales , el programa Facilita_RGPD o el Esquema Nacional de Seguridad.
Adaptación RGPD ofrecemos un sistema de análisis de seguridad y vulnerabilidad totalmente guiado y personalizado.